La primera tarjeta roja en un partido de la Copa del Mundo fue mostrada al chileno Carlos Caszely en 1974 durante un partido contra Alemania Occidental. Esta introducción de la tarjeta roja y amarilla cambió el enfoque de la disciplina en el fútbol, permitiendo a los árbitros sancionar más eficazmente el juego brusco y el comportamiento antideportivo.